jueves, 9 de enero de 2025

Todas las Cosas Están Habitadas por Dioses.


Parece extraño qué una rama de la filosofía dominada por el materialismo como lo es la filosofía de la mente, aparezca un libro de corte místico-idealista que proponga otra forma de entender el fenómeno de la conciencia.

David Bentley Hart es un filósofo para nada ortodoxo, si bien su pensamiento está determinado por el idealismo no significa que se adhiera a los cánones de las ideas puras. Para muestra, su libro más reciente: Todas las Cosas están Habitadas por dioses.

Introducción: Sobre un Coloquio Divino.

Hart presenta sus ideas en forma de dialogo, llama la atención que el título de la introducción sea “un coloquio divino “, porque como lo menciona al final de la introducción, el diálogo es la mejor manera de presentar ideas filosóficas.

La historia de la filosofía de la mente en la tradición occidental ha estado dominada por el materialismo. Lo interesante es qué las críticas al campo de la conciencia no han llegado desde el mismo campo idealista sino desde pensadores ateos y agnósticos qué se identifican con algún tipo de materialismo.

Una de las primeras críticas qué hace Hart está relacionada con la historia de la filosofía de la mente. Hart crítica la fastuosidad de las obras escritas sobre el tema. Está fastuosidad no permite a los autores llegar a conclusiones atinadas por parte de los filósofos qué se han adentrado en el campo. Esté par de factores son según Hart producto de la extravagancia y la falta de explicaciones. Después de todo, dice Hart, casi siempre las soluciones propuestas a las cuestiones del origen y la naturaleza de la mente, realmente no son soluciones, sino simples reformulaciones de la misma cuestión.

Hart trata al modelo materialista de la filosofía de la mente cómo prejuicio. La materia gobernada por leyes puramente mecanicistas cómo fundamento de la realidad, incluida la mente no es ni más racional ni más empíricamente admisible.

“Todo el esfuerzo sobre el proyecto dónde se basa el estado actual de la filosofía de mente no es más qué el afán por mantener ese prejuicio cómo si fuera una conclusión racionalmente implícita, sin importar las contorsiones de razonamiento que esto pueda requerir “.

La eliminación del fenómeno es otra crítica qué hace Hart al enfoque materialista de la filosofía de la mente, la consecuencia es un “trágico cautiverio de la razón convertido en un árido dogmatismo.”

Si bien, como ya lo mencione, durante décadas la filosofía de la mente ha estado dominada por el materialismo; la hipótesis de Hart opta por no reducir la mente a causas materiales solamente, sin embargo, propone una forma diferente de mostrar sus avances con respecto a la qué a hecho la filosofía anglosajona. Hart dice qué los filósofos analíticos quiénes estudian la cuestión de la mente lo hacen desde un modelo hermético Cartesiano.

El resultado del problema mente-cuerpo supone para Hart dos opciones: un materialismo total dónde las realidades mentales son reducibles a causas físicas o un dualismo radical que considera lo mental y lo material como dos realidades irreconciliables. Incluso dentro del espectro filosófico todavía habrá uno qué otro filósofo que se ajuste al idealismo del tipo Berkeliano como una tercera opción. El problema con esté tipo de idealismo es que aquí “la realidad fenomenal no es otra cosa que una colección de impresiones mentales, que no son inherentes a ningún sustrato material, desprovistas de cualquier poder causal (es decir, mecánico) independiente; en esta visión de las cosas, somos realmente almas incorpóreas —o, en todo caso, almas cuyos “cuerpos” son inmateriales— que simplemente participamos por la gracia de Dios en el sueño divino de un mundo concreto.”

Antes de continuar tenemos que detenernos a preguntar: ¿Qué opciones tenemos? ¿Pertenecemos a una máquina cósmica generadora de agencia mental o una imagen cartesiana que propone la creación de un alma?

Ante los cuestionamientos arriba señalados, Hart rechaza tres posiciones de las teorías de la mente:

-La visión mecanicista de la materia. La naturaleza es el producto de una causa puramente mecánica.

-La visión de la mente cómo mera res cogitans (un algo pensante) asociado extrínsecamente con un orden material mecánico.

-Toda teoría que afirme que la mente surge de una realidad no mental.

Después de negar lo qué no creé, pasa a afirmar lo qué si creé. Hart cómo teólogo por definición debe adherirse al sistema idealista, pero es específico al respecto porque niega el idealismo de Berkeley, sin embargo, se considera más clásico y antiguo. El idealismo de Hart es del tipo “panpsiquista”, más adelante definiré esté terminó porque hasta el momento no está claro hasta dónde integra Hart un panpsiquismo tradicional ya qué además se considera un vitalista que define la vida cómo “lógica orgánica” que desde un inicio crea, gobierna y forma desde dentro la vida misma.

La vida es un fenómeno inexplicable en términos mecanicistas según Hart. En éste punto es dónde el autor usa el fenómeno como participante de la realidad en un acto infinito de conocimiento, al que llama Dios. Pero notemos qué esté Dios no se aproxima a la visión cristiana occidental. Más bien describe su proyecto desde una perspectiva Oriental al afirmar:

-La consciencia es Brahman [Divinidad]” o “Brahman es mente”

- Tat tvam asi: “Eso [la presencia divina en todas las cosas] es lo que eres”

-Aham brahm-āsmi: “Yo soy la Divinidad” o, tal vez, “Este ‘Yo’ es divino”; y, está sobre todo.

-Ayam Ātmā Brahma: “Este Ātman [espíritu, el ser supremo] es Brahman”.

El mismo Hart aclara que está perspectiva es “una concepción esencialmente ‘neoplatónica’ de la mente en relación con el ser. Pero también es una forma griega de pensar la esencia al querer demostrar que “en el principio era el Logos”.

El proyecto de Hart intenta afirmar qué la filosofía de la mente esta atrapada en un “cautiverio analítico”, de la tradición anglófona. Y propone la aplicación de métodos y perspectivas ajenos a la corriente analítica, estos métodos y perspectivas podrían provenir de la tradición continental, la filosofía hindú clásica, o cualquier otro enfoque qué ayude a transmitir los hechos de la mente cómo una totalidad indivisible en vez de una colección de capacidades desconectadas.

Me gustaría terminar este resumen de la introducción con una cita del libro, como lo exprese al inicio, Hart usa el dialogo para concretar sus ideas y esté es el ejemplo:

“Psique habla por mis convicciones respecto a la estructura de la vida y la mente, Hermes habla por mi visión de los misterios y la naturaleza del lenguaje, y Eros habla por mis creencias respecto al fin último del deseo racional y la intención mental, todo es bastante obvio; pero Hefesto también habla por mí, o en todo caso por mis dudas y vacilaciones, mi impaciencia con una actitud de absoluta certeza donde cierto grado de incertidumbre parece no sólo inevitable sino virtuosa, y quizás incluso por mi frustración al no ser más capaz que cualquier otra persona de demostrar que mis convicciones sobre estos temas son absolutamente correctas, al mundo en general o incluso a mí mismo. Soy partidario de Psique, Hermes y Eros, es cierto; pero Hefesto es parte de mí.”


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